BUSCANDO A HANNA


Al empezar a desarrollar el personaje que tendría que modelar en 3D tenía claro que debía ser un personaje con el que poder tratar, a través de la comedia, temas adultos, de mayor dureza y dramatismo al que estamos acostumbrados a ver en este tipo de animaciones estilo pixar. La soledad, el sufrimiento emocional, la inadaptación; temas más fáciles de encontrar en cine y en cómic pero no en animación.
Empecé a buscar referencias sobre todo en las historias de autores cono Adrian Tomine, Chris Ware o Daniel Clowes. Mi personaje tenía que pertenecer a ese club de inadaptados que sufren en soledad el drama de la existencia urbana moderna.

Así nació HANNA: cerca de los 30, adoptada, superdotada, insegura, solitaria y heterosexual.




Le gusta la música antigua, sobre todo la de banjo, las películas de terror de serie B, las series de televisión de los 90, las comedias de los 80 y las tiras cómicas de Calvin and Hobbes, los helados de pistacho, los gorros de lana y la ropa de invierno. Le gusta hablar en inglés con ella misma; tiene la fantasía de que algún día irá a vivir a New York. Siempre quiso tatuarse algo pero no sabe bien el qué; lleva toda la vida esperando a adelgazar para tomar la decisión, pero ha perdido la esperanza de que eso ocurra. Odia tener que comer para vivir, odia las sardinas, el verano, la música moderna, los hipsters, los pijos, los políticos, las comedias romáticas, los bikinis, la playa, los niños ruidosos, los coches caros, y también los baratos; odia a los que van en bici al trabajo y a los que se dejan barba larga, sobre todo a los barbudos que van en bici al trabajo. No soporta a las poetas ni a cualquier tipo de artista, sobre todo si es mujer. No es machista, pero odia a las feministas. 



Con toda esta información, nacen de las manos de Javier Gámez, dibujante y director artístico de animación de Animum, los primeros bocetos de Hanna. Cara redonda, cejas gruesas y expresivas escondidas tras unas enormes gafas. No es fea, es más bien una chica del montón. Pecho y traseros grandes por los que siente vergüenza, y que trata de camuflar bajo un viejo jersey; y piernas contundentes, siempre embutidas en unos viejos pantalones vaqueros a punto de estallar.


 
 

A partir de los bocetos inciales empecé a trabajar en Hanna buscando algunas referencias complementarias al model sheet con la intención de acercar más al personaje al retrato de una chica de corte urbano y moderno. Cambié las gafas redondas por unas gafas de pasta, tomando como referencia las gafas del personaje de la “madre de Riley” de Inside Out. En los pies le calcé unas clásicas Converse Chuck Taylor. 




Introduje también algunas modificaciones faciales: mi objetivo era poder dotar a Hanna de la empatía de un personaje principal, no de un secundario. Para ello transformé la nariz aguileña que planteaba el model sheet por una nariz pequeña y puntiaguda, para darle un aspecto más travieso, infantil similar a la nariz del personaje “Spot” de El viaje de Arlo. Para la forma de la cabeza, me inspiré en los diseños de los personajes de “Russell”, de Up, y de “Tristeza”, de Inside Out, con el objetivo de conseguir un estilo más cartoon.

 

Con todos estos elementos Hanna comenzó a tomar forma:





 



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